La naturaleza de la patria me invade con tanto más poder cuanto más la estudio. La tormenta, no sólo en su aparición más alta, sino precisamente bajo este aspecto, como potencia y como figura, en las restantes formas del cielo, la luz en su actuación, nacionalmente y formando como principio de modo de destino, para que algo se nos haga sagrado, su impulso en ir y venir, lo característico de los bosques y la coincidencia en un lugar de diversos caracteres de la Naturaleza, de modo que todos los lugares sagrados de la tierra están reunidos en un lugar y la luz filosófica en torno a mi ventana es ahora mi gozo; ¡ojalá pueda retener cómo he venido hasta aquí!
F. Holderlin
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